SANTÍSIMA TRINIDAD
CICLO "A" Primera
lectura: Éxodo 34, 4b-6. 8-9 EVANGELIO 18E1 que le presta adhesión no
está sujeto a sentencia: el que se niega a prestársela ya tiene la sentencia,
por su negativa a prestarle adhesión en su calidad de Hijo único de Dios.
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COMENTARIOS I Esto de
II
¿Es el Dios cristiano el
mismo que el de las demás religiones monoteístas (las que
afirman que existe un solo Dios)? Si cuando decimos Dios nos referimos sólo a
un concepto, a una idea filosófica..., pues sí, se trata del mismo Dios. Pero
si pasamos de la filosofía a la vida..., entonces hay que pensar más la
respuesta; porque no todos los que creen en un solo Dios entienden o conocen a
Dios dé la misma manera. DIOS NOS HABLA Los
cristianos conocemos a Dios porque él ha querido hablarnos. Si algo hay
propiamente cristiano es que nuestra fe no nace del deseo del hombre de llegar
hasta Dios, sino de la decisión de Dios de ponerse en contacto con los hombres:
su Hijo, « Y así, se le llegó a presentar como un Dios
caprichoso y arbitrario, dispuesto a imponer durísimos castigos a los hombres
por violar leyes insignificantes, o un Dios cruel que ordenaba pasar a
cuchillo a poblaciones enteras, incluidos los ancianos y los niños... (véase,
p. ej., Jos 6,21; 8,2.22-29). Para nosotros los cristianos sólo hay un
camino para conocer a Dios: Jesús de Nazaret. Sólo en él tenemos la garantía
de poder conocer a Dios tal y como Dios se ha querido dar a conocer (Jn 1,18). NO VIENE A JUZGAR «Porque no envió Dios el Hijo
al mundo para que dé sentencia contra el mundo, sino para que el mundo
por él se salve». Durante mucho tiempo se ha presentado a Dios
sobre todo como juez. Y es cierto que en Pues no. El Dios cristiano, el Padre, que se
ha manifestado en Jesús de Nazaret, es un Dios que no quiere juzgar, que no
amenaza, que no condena. Aunque algunos, dicen que en su nombre, acudan con
demasiada facilidad a la condena. DIOS ES AMOR Un Dios que sólo es Padre, que sólo es vida,
que sólo es amor, que sólo salva. Lo
que sucede es que el Padre no impone la salvación que nos envía por medio de
Jesús: no la impone, sólo la ofrece. Porque su salvación es efecto de su amor.
Y el amor respeta siempre la libertad de la persona humana; no sólo la respeta:
la busca, la potencia. Y en el uso soberano de esa libertad, el hombre podrá
aceptar o rechazar la salvación que el Padre le ofrece. Esta es la primera cualidad de Dios que
los cristianos tenemos que tener en cuenta cuando queramos hablar del Padre,
de nuestro Dios: Dios es amor. Pero una vez más tenemos que tener cuidado de no
hacer a Dios a nuestra medida: su amor no es como el nuestro, casi siempre
mezclado con egoísmo, casi siempre más preocupado por ser correspondido que por
alcanzar la felicidad de la persona amada. «Porque así demostró Dios su amor al mundo, llegando
a dar a su Hijo único, para que todo el que le presta su adhesión tenga vida
definitiva y ninguno perezca». Su amor es infinito, sin medida y no espera
ser correspondido... al modo humano. La calidad del amor que Dios ofrece se pone
de manifiesto en la entrega de su Hijo; es un amor que tiene un objetivo, una
finalidad clara: la salvación del mundo de los hombres. Y una salvación que no
es sólo una promesa para la vida futura, sino una posibilidad para ésta: es la
posibilidad (posibilidad que está en nuestras manos convertir en realidad>
de llegar a ser hijos de Dios) la posibilidad de convertir este mundo en un
mundo de hermanos. Es el amor del Padre, que por amor da la vida, y que quiere
que sus hijos sean muchos y se le parezcan practicando el amor fraterno. Así
es como Dios quiere que le correspondamos. Ese
es el Dios cristiano. El que «demostró ... su amor al mundo, llegando a dar a
su Hijo único... para que el mundo por él se salve». Esta es la imagen que nos
dio de él Jesús de Nazaret. Y todas las que de Dios se hayan podido presentar
antes o después de él, o están de acuerdo con esta imagen o son, desde el punto
de vista cristiano, total o parcialmente falsas.
La razón de todo esto es el amor de Dios por
la humanidad. Subraya el texto hasta dónde ha llegado ese amor: Dios no se ha
reservado para sí a su Hijo único, sino que lo ha dado para que todo ser humano
tenga plenitud de vida. De hecho, la denominación "el Hijo
único" alude a la historia de Abrahán, que llegó a exponer a la muerte a
su hijo único o amado, Isaac (Gn 22,2). También Dios, por amor a la humanidad,
expone al peligro de muerte a su Hijo único, para que todo ser humano tenga
plenitud de vida. La única condición para ello es la adhesión
al Hijo, que significa la adhesión a
todo lo más noble de la condición humana. Dios no quiere que los hombres
perezcan, es decir, que acaben en la muerte, porque en él no hay nada negativo.
De hecho, Dios no se acerca al mundo en su Hijo para condenar al mundo; no es
un Dios airado contra el género humano:
es puro amor, pretende sólo salvar mediante el Hijo, es decir, comunicar a los
hombres plenitud de vida hasta superar la muerte. En consecuencia, no hay juicio por parte de
Dios; él no juzga. Es el hombre mismo el que, por su opción, determina su
suerte. Quien opta por la vida, que Dios ofrece en Jesús, tendrá vida; quien
rechaza la vida, firma su propia sentencia. Dar la adhesión a Jesús como a Hijo único o
amado de Dios (cf. Gn 22.2) equivale a creer en las posibilidades del hombre,
viendo el horizonte que el amor de Dios abre al género humano. Significa
aspirar a la plenitud que aparece en Jesús y ha sido hecha posible por él,
modelo de los hijos de Dios que nacen por su medio.
La Biblia nos
revela en una palabra quien es Dios: Dios es amor (1 Jn 4,8). Amor personal
(porque te ama a ti, como si sólo a ti amase) amor total (sin medida, porque la
medida del amor es dar sin medida), amor sacrificado (oblativo, entregado y
paciente), amor universal (inclusivo, no excluyente), amor preferencial (se
inclina más hacia el débil). Las lecturas de hoy nos revelan el perfil, el
rostro o la fisonomía de Dios. La lectura del Éxodo lo revela como un Dios "compasivo
y misericordioso, lento a la cólera y rico en clemencia y lealtad" Ex
34,6; y esto inmediatamente después del episodio de adoración al becerro de oro
(Ex 32). Como queriendo contrastar la infidelidad del Pueblo y la fidelidad de
Dios. Pablo, en la
segunda lectura nos desvela el misterio de un Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo, mediante el saludo trinitario a la asamblea: "la gracia de nuestro
Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo esté
siempre con ustedes" 2 Cor 13, 13. Finalmente el
evangelio de hoy, tomado de San Juan, es uno de esos textos cumbres de la
literatura bíblica que revelan una luz especial: "tanto amó Dios al mundo
que entregó a su Hijo" (Jn 3,16). Éstos serían
como los versículos fundamentales para nuestra fiesta. En primer lugar el Dios
de Israel y de Jesús, es un Dios inserto en la historia. El antiguo y nuevo
Pueblo de Dios no llegaron a la experiencia de Dios, ni por la naturaleza
(religiones naturalistas, tendentes a divinizar la creación), ni por la filosofía
(la elucubración de los filósofos, que a través de las causas segundas,
llegaron a una primera causa: Dios), sino por la historia. De ahí que el credo
de Israel y el de la Iglesia se definan como credos históricos. Imposible
proclamar a este Dios, dejando de lado los grandes acontecimientos salvíficos:
que "nació de María, la virgen, que padeció bajo Poncio Pilatos, que fue
crucificado, muerto y sepultado", etc., son datos históricos puntuales.
Dejar de lado la historia, sería desencarnar la fe, privarla de su
sacramentalidad histórica. Un Dios desentendido de la historia no sería el Dios
de los cristianos. En segundo lugar, en esta historia llena de luces y de
sombras, pero guiada de la mano de Yahveh, se va dando un avance; lo que los
teólogos han llamado "la revelación progresiva". Cuando éramos niños
tuvimos una experiencia de Dios que fue madurando poco a poco hasta hacernos
adultos... Se trata de un principio de la pedagogía divina. El misterio de Dios
uno y trino es fruto de esta experiencia de revelación progresiva en la
historia. Revelación cumbre, expresión de maduración: Dios no es un ser
aislado, desentendido de las realidades temporales, solitario. Es un Dios
comunitario, familia, sociedad, fraternidad, etc. Por eso como dijimos al principio;
la cumbre de toda la revelación bíblica es ésta: Dios es amor. Y el amor nunca
es soledad, aislamiento, sino comunión, cercanía, diálogo, alianza. La naturaleza
misma de Dios es todo un proyecto de vida que revela la naturaleza misma del
alma humana, creada a imagen y semejanza de Dios. De este modo podemos entender
cómo la misma humanidad siente esa necesidad de alianza, aun en medio de la
pluralidad. Vivimos en una casa común, somos una familia (humana), tenemos las
mismas necesidades, los mismos problemas. Dios en esta hora de la historia
habla a través de esos signos de un mundo en búsqueda. En tercer
lugar no hay que estar rompiéndose la cabeza para intentar comprender (desde
nuestra lógica natural) un misterio que nos es dado por revelación, y que sólo
puede ser aceptado plenamente por la fe. A Dios nadie lo ha visto jamás, sólo
el Hijo que estaba en el seno del Padre, es quien nos lo ha dado a conocer (Jn
1,18). La fe ciertamente que pasa del oído a la mente, de la mente al corazón,
y del corazón a la vida. No se trata de un proceso meramente racional. Pues la
razón se entiende necesitada de la razonabilidad de la fe, al reconocerse
humilde ante el misterio de Dios. En efecto Dios revela estas cosas a la gente
sencilla, y las esconde a los sabios de este mundo. Esta es la lógica y la
sabiduría de nuestro Dios, muy distinta y muy distante de la lógica natural,
marcada por los egoísmos humanos. Dios entra más fácilmente en le corazón del
niño que en el del adulto, en el corazón del humilde que en el del soberbio, en
el corazón del débil que en el del fuerte. Estamos ante
el más grande misterio, que ni ojo vio, ni oído escuchó... Acerquémonos a Dios
con Adoración (El Padre)... dispuestos a asumir su proyecto de fraternidad (El
Hijo)... con toda la profundidad de nuestro ser (El Espíritu Santo). Para la
revisión de vida ¿Me dejo inundar por la vida de
Dios? ¿Estoy atento a la "vida
comunitaria" de las tres divinas personas en la "soledad" de mi
vida íntima? Para la
reunión de grupo La doctrina o
teología de la Trinidad pasa por ser el misterio máximo del cristianismo. Sería
como la revelación más profunda e imposible de descubrir por la sola razón
humana, que Jesús hubiera venido a revelarnos positivamente. Esto, que es lo
que siempre se dice, ¿será una afirmación «descriptiva», realista, más bien
simbólica, simplemente tradicional, no tan cierta desde la perspectiva de la
teología de la liberación...? Alguna de las
críticas hechas al cristianismo por otras religiones sugieren que la doctrina
de la Trinidad sería la forma cristiana de salvar el monoteísmo una vez que se
ha afirmado la divinidad de Jesús: para evitar la pluralidad de dioses se
habría remitido esta pluralidad al interno de la naturaleza misma de Dios
(pluralidad de personas en unidad de naturaleza). ¿Qué pensar? Si, como se
dice, «todas las religiones son verdaderas» y, en ese sentido,
«complementarias», ¿no es cierto que a la doctrina trinitaria de los cristianos
le viene bien como complemento equilibrador la insistencia del Islam y del
judaísmo en la unidad del Dios monoteísta? Recomendamos
de nuevo la lectura del libro de John HICK, «La metáfora del Dios encarnado»,
Abya Yala, Quito 2004. http://latinoamericana.org/tiempoaxial/index.html#2 Las CEBs
brasileñas hicieron famoso el refrán: «La santísima Trinidad es la mejor
comunidad». Comentar. Para la
oración de los fieles Por todos los
que se esfuerzan por crear comunidad en el mundo, por encima de las fronteras
políticas, ideológicas, étnicas, culturales y religiosas... roguemos al
Señor... Por todos los
que están solos, aislados, o se sienten "sin nadie en el mundo", sin
comunidad, o lejos o incomunicados de los que les aman; para que sientan la
"comunidad con Dios" más poderosa que toda lejanía o
incomunicación... Para que la
Iglesia sea un modelo de comunidad, en la que reina la fraternidad, la participación,
la comunión... más que el poder, la jerarquización, la exclusión, los
privilegios, la falta de participación y de democracia... Por nuestras
comunidades cristianas: para que cada una de ellas sea reflejo de la Trinidad,
que es "la mejor comunidad"... Oración
comunitaria Oh Dios-Trinidad, "la mejor comunidad", misterio eterno, insondable, del que apenas podemos balbucir una lejana aproximación. Aviva en nosotros tu misma Vida, de la que haces partícipe a cada una de tus criaturas, para que nos sintamos convocados a acrecentar la Vida, arrollados por esa corriente original y eterna de vida en comunión que Tú mismo eres: Trinidad santa, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
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