PLEGARIA DE LA MEMORIA SUBVERSIVA
Padre nuestro, te damos gracias
una vez más por el don de la vida
y por la fe que nos inspira Jesús
de Nazaret, el hombre que más fielmente nos habla de ti
y nos alumbra el futuro de una
verdadera humanidad.
Él nos ha dado la buena noticia
de que el reinado de Dios ya ha
comenzado a gestarse
en nuestra historia humana y en
nuestras vida personal y comunitaria.
Él ha despertado en nosotros la
conciencia de las bienaventuranzas: que nos llaman a una liberación
para todos los pobres, los
sometidos y los que luchan por la justicia.
Él nos ha enseñado unas relaciones
de igualdad y servicio mutuo, según las dotes de cada uno:
una comunidad sin jerarquías ni
privilegios,
donde todos seamos hermanos e
hijos libres de un mismo Padre.
Él nos ha comprometido, como
creyentes,
a
trabajar cada día por una sociedad más humana, solidaria y ecológica,
difundiendo los valores evangélicos y los derechos humanos.
En él reconocemos el camino que de
verdad conduce a la vida.
Por
eso, junto a todas las personas de buena voluntad que, a lo largo de la
historia han buscado y buscan una nueva tierra donde habite la justicia,
te aclamamos, diciendo:
SANTO...
Reunidos en comunidad
para celebrar nuestra fe en el
mesías Jesús,
renovamos la memoria de su vida y
su muerte violenta,
su resurrección en medio de
nosotros y en el horizonte de la historia.
Su
vida fue anunciar la esperanza a los pobres, dando vista a los ciegos,
habla a los mudos, libertad a los presos, vida a los muertos.
Porque todo esto es posible si
buscamos el reino de Dios.
Te pedimos, Padre nuestro, ese
mismo Espíritu que movía a Jesús, para compartir y celebrar juntos esta
acción de gracias
y para orientar nuestra manera de
pensar, sentir y actuar en las tareas de cada día.
Ahora, recordando su última cena,
cuando estando Jesús sentado con
sus discípulos, tomó el pan y, dándote gracias, se lo repartió y dijo:
- .....
Luego, tomó una copa de vino, te
dio gracias de nuevo, y se la pasó, diciendo:
- .....
Desde nuestra situación de hoy,
Padre misericordioso. repetimos estos signos de su memoria:
una memoria liberadora, porque
Jesús ha inaugurado tu reinado abierto a los pobres;
una memoria subversiva, porque
denuncia a los poderes inhumanos
que condenaron a Jesús y que
siguen oprimiendo a tantos seres humanos;
una memoria llena de esperanza,
porque da sentido
a nuestra vida y a nuestros
sufrimientos por la causa de la justicia y la paz.
Padre nuestro, reaviva este
Espíritu en nuestra comunidad y en todas las comunidades cristianas del
mundo;
y
en todos los creyentes de cualquier tradición, pues todos pertenecemos
a la misma humanidad y estamos necesitados de una misma salvación.
Que el proyecto de vida plena se
vaya haciendo realidad cada día,
en
una política mundial más justa y en una civilización planetaria de la
paz, que llegue a los explotados, oprimidos y manipulados,
a los enfermos, accidentados,
abandonados, y desesperados, que libere a las víctimas y a los verdugos
de su desgracia.
Haznos pacientes en la esperanza,
para no desfallecer; lúcidos en la fe, para evitar el fanatismo;
y bondadosos en la acción, porque
sólo el amor nos salvará.
Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria por los
siglos de los siglos.
Amén.
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